viernes, 6 de noviembre de 2015

La ignorancia es no saber nada y sentirse atraido por lo bueno.
La inocencia es saberlo todo y seguir sintiendose atraido por lo bueno.
La sabia inocencia se alcanza cuando nos despojamos del cinismo y del afan protector y entramos de nuevo en el estado de asombro propio de la mayoria de los seres humanos muy jovenes y de muchos ancianos.
Consiste en mirar a traves de los ojos de un perspicaz y amoroso espiritu y no de los de un perro apaleado.

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