viernes, 28 de agosto de 2015

Si un niño, tras quemarse, tiene miedo al fuego, ese miedo le conducira al respeto.
Si un adulto, por el mismo motivo, comprende la fuerza que subyace en sus propios miedos y comienza a respetarlos, es probable que la energia que pierde  en el repliegue de la aprension la recupere en el despliegue de la atencion correcta.
Lo importante no es perder el miedo sino ver a traves de el.

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